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En esta obra colosal, A. C. Grayling examina el enraizamiento histórico de la filosofía tal como la conocemos hoy. Empieza antes de la era de Buda y Confucio para sumergirse después en las antiguas escuelas griegas, el dominio del cristianismo, el Renacimiento y la Ilustración, cuando el desarrollo de las ciencias naturales y las ideas sobre el estado moral de los individuos tuvieron un enorme impacto. Posteriormente se centra en filósofos modernos cuyas reflexiones dieron paso a las ciencias sociales, así como en las principales preocupaciones filosóficas que impulsaron el auge del cálculo y la ciencia cognitiva. Y como cualquier …
Cervantes, Shakespeare, Donne, Milton, Molière, Cyrano de Bergerac, Descartes, Bacon, Spinoza, Locke, Pascal, Galileo, Caravaggio, Rubens, El Greco, Rembrandt, Vermeer… El siglo xvii en Europa redirigió el curso de la historia humana al cambiar la perspectiva de la humanidad acerca del universo y de sí misma. Es desconcertante que esta gran explosión de ingenio se diera en una centuria tan turbulenta: una época de guerras, de disturbios civiles y de continuación de los conflictos religiosos tras la Reforma, que fueron perturbadores y destructivos hasta un punto nunca visto antes en la historia de Europa. ¿Cómo se entiende que floreciera tal …
Ha llegado la hora de subvertir la idea de que el credo religioso merece respeto por sí mismo, y de que debería tratárselo con guantes de seda.
Ha llegado la hora de rechazar tener que andar de puntillas al pasar junto a las personas que reclaman respeto, consideración, un trato especial o cualquier otra forma de inmunidad, por el simple hecho de tener fe religiosa, como si tener fe fuera una virtud privilegiada, como si fuera más noble creer en afirmaciones sin fundamento y en antiguas supersticiones.
Ha llegado la hora de decirles en voz alta a los …
Ha llegado la hora de subvertir la idea de que el credo religioso merece respeto por sí mismo, y de que debería tratárselo con guantes de seda.
Ha llegado la hora de rechazar tener que andar de puntillas al pasar junto a las personas que reclaman respeto, consideración, un trato especial o cualquier otra forma de inmunidad, por el simple hecho de tener fe religiosa, como si tener fe fuera una virtud privilegiada, como si fuera más noble creer en afirmaciones sin fundamento y en antiguas supersticiones.
Ha llegado la hora de decirles en voz alta a los creyentes que sus decisiones personales son irracionales, y que sus elecciones en la esfera privada pueden ser dudosas. Todo el mundo es libre de creer lo que quiera, siempre y cuando no moleste (ni coaccione, ni mate) a los demás; pero nadie tiene derecho a reclamar privilegios por el simple hecho de ser devoto de una u otra de las muchas religiones del mundo.
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