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Antología que recoge lo más destacado de la obra del poeta que fue señalado por Roberto Bolaño como el perfecto ejemplo de que «la poesía chilena es un perro y vive a la intemperie».
Más de cuarenta años lleva Claudio Bertoni publicando poemas que han sintonizado con los lectores de manera asombrosa, masiva. Esta antología, prologada por Rafael Gumicio, contiene todas las vetas que conforman su poesía, desde la confesional, la espiritual y la hipocondriaca hasta la filosófica, la sexual y la humorística. El resultado es un libro entrañable que puede ser una gran puerta de entrada, pero …
Por primera vez, el gran poeta chileno revisita, en
prosa, los años de su primera niñez
En Cabro chico, Claudio Bertoni publica sus memorias hasta los trece años. Desde un presente que nunca es ocultado en el texto, el poeta busca traer a la página recuerdos de esos años cruciales de los cuales, sin embargo, tan poco se suele recordar.
Primeros callejeos y primeras amistades de la vida, el despertar del deseo sexual y el descubrimiento de la conciencia son entrelazados en este breve y hermoso libro con las cavilaciones a las que Bertoni, ya …
Cansador intrabajable -como se autodefine- de la palabra, Bertoni vuelve al rescate de lo efímero, lo nimio, y lo eleva a epifanía e iluminación: Estaba en un paradero / Me bajé y estuve a su lado / Hastaque tomó su micro / A más / No puedo aspirar.
Hay un efecto perturbador en el gesto de Bertoni. Porque el autor no abandona completamente la perspectiva dolorosa que ha marcado su escritura. El goce de Jóvenes buenas mozas viene, como en otras ocasiones, hermanado con esa soledad tan triste que es la ausencia. Todo se pierde, todo acaba, todo muere. Desde su orilla reglamentaria, el desasosiego urde sus muecas y advierte que esto es sólo una tregua.
Lo de Bertoni contra todo presupuesto y contra toda lectura no es sólo muerte ni sólo enfermedad. Porque cuando uno grita, o quiere gritar y le falta el aire, asiste a su impotencia. Y no hace más que asistir a su propia y enorme impotencia, la que por suerte para nosotros quedó registrada en este libro. Es la perturbación de la carne cuesta abajo, la perturbación del descreimiento, es una cierta perturbación que nos asiste riendo para no romperlo todo a su paso, incluyendo nuestra vida y su frágil sistema de ilusorio equilibrio. Aquí no se salva como dice Blas de Otero ni Dios.
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