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«Tuvo un vértigo de pudor y lloró, lloró mucho, hasta que el frío de la mañana al nacer la hizo temblar...»
Las novelas cortas reunidas en este volumen, además de su elegante prosa, pueden valorarse como documentos de la vida cotidiana del Porfiriato. Aparecen como personajes niños de la calle, comediantas, turistas, calaveras y burócratas. Los interiores de la ciudad son descritos a detalle; nos introducimos en los gabinetes privados de restaurantes, cuartos de vecindad y camerinos de bailarinas. Se vislumbran ya las preocupaciones de su novela más conocida, Santa. La última novela se sitúa en dos momentos delicados …
«Tuvo un vértigo de pudor y lloró, lloró mucho, hasta que el frío de la mañana al nacer la hizo temblar...»
Las novelas cortas reunidas en este volumen, además de su elegante prosa, pueden valorarse como documentos de la vida cotidiana del Porfiriato. Aparecen como personajes niños de la calle, comediantas, turistas, calaveras y burócratas. Los interiores de la ciudad son descritos a detalle; nos introducimos en los gabinetes privados de restaurantes, cuartos de vecindad y camerinos de bailarinas. Se vislumbran ya las preocupaciones de su novela más conocida, Santa. La última novela se sitúa en dos momentos delicados de nuestra historia: el Segundo Imperio y las vísperas de la Revolución.
La edición realizada por dos especialistas en literatura mexicana del siglo XIX reúne por primera vez las seis novelas cortas que Gamboa publicó a lo largo de su vida.
«Beber un cáliz y Triste domingo son libros disímiles en su género y presentación, pero ambos guardan los secretos esenciales de este escritor hidalguense, sin el cual no podríamos comprender la riqueza de la narrativa mexicana del siglo XX.» Del prólogo de Sandro Cohen
Muchas son las virtudes de la prosa de Ricardo Garibay. Este «artesano riguroso de la palabra», como diría Adolfo Castañón, ha sido elogiado por su célebre oído literario, alejado del canon, así como por su destreza para construir personajes. En Triste domingo traza un triángulo amoroso entre Alejandra y dos hombres aparentemente opuestos: Fabián, un …
«Beber un cáliz y Triste domingo son libros disímiles en su género y presentación, pero ambos guardan los secretos esenciales de este escritor hidalguense, sin el cual no podríamos comprender la riqueza de la narrativa mexicana del siglo XX.» Del prólogo de Sandro Cohen
Muchas son las virtudes de la prosa de Ricardo Garibay. Este «artesano riguroso de la palabra», como diría Adolfo Castañón, ha sido elogiado por su célebre oído literario, alejado del canon, así como por su destreza para construir personajes. En Triste domingo traza un triángulo amoroso entre Alejandra y dos hombres aparentemente opuestos: Fabián, un joven escritor en ciernes, de una intensa candidez; y Salazar, quien todo lo sabe y lo ha vivido, y aparenta tener el caos bajo control. Beber un cáliz, de corte autobiográfico, constituye la crónica de cómo vivió la agonía de su padre: el desmoronamiento frente al que experimenta su dolor y contradicciones. Dos temas universales, el amor y el padre, con los que sólo puede atreverse un autor con la experiencia narrativa de Garibay.
«En la línea de Nelson Algreen y Cormac McCarthy, Garibay logra dos magníficas historias épicas delineando como aguafuertes los claroscuros de sus personajes»
Del prólogo de J. M. Servín
Ricardo Garibay es un referente indispensable de la literatura mexicana del siglo XX, no sólo por desmantelar con ferocidad la idea de un país cándido y exótico, sino también por su talento excepcional para capturar el habla popular mexicana. En este volumen están incluidas dos de sus novelas más singulares, ambas situadas en un territorio desolado y fronterizo: La casa que arde de noche, que nos relata el …
«En la línea de Nelson Algreen y Cormac McCarthy, Garibay logra dos magníficas historias épicas delineando como aguafuertes los claroscuros de sus personajes»
Del prólogo de J. M. Servín
Ricardo Garibay es un referente indispensable de la literatura mexicana del siglo XX, no sólo por desmantelar con ferocidad la idea de un país cándido y exótico, sino también por su talento excepcional para capturar el habla popular mexicana. En este volumen están incluidas dos de sus novelas más singulares, ambas situadas en un territorio desolado y fronterizo: La casa que arde de noche, que nos relata el regreso de Eleazar a su pueblo, al burdel de La Alazana, al recuerdo de Sara y su amor incondicional, y Par de reyes, más cercana al western, donde los hermanos Reinaldo y Martín, infalibles gatilleros, buscan vengar a costa de su vida la muerte de su padre.
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