ENTRE CYBORGS FUMADOS Y LOCOS
Juan Manuel
El deporte se ha convertido en una de las actividades sociales y culturales privilegiadas del ser humano. Sublimación pacífica de las contiendas bélicas, para unos, elemento constitutivo de la “buena salud” corporal y mental de la sociedad burguesa, para otros, el deporte trasciende el simple acto de jugar: estructura formas de relación social, aporta rasgos de identidad e involucra innumerables configuraciones simbólicas.Desde hace tiempo Juan Manuel Herbella viene proponiéndonos aproximarnos a esa cruce novedoso, profundo, inevitable y creciente entre el deporte, la ciencia y la tecnología. No le faltan pergaminos para cometer la tarea. Como jugador de fútbol pudo recorrer esos …
El deporte se ha convertido en una de las actividades sociales y culturales privilegiadas del ser humano. Sublimación pacífica de las contiendas bélicas, para unos, elemento constitutivo de la “buena salud” corporal y mental de la sociedad burguesa, para otros, el deporte trasciende el simple acto de jugar: estructura formas de relación social, aporta rasgos de identidad e involucra innumerables configuraciones simbólicas.Desde hace tiempo Juan Manuel Herbella viene proponiéndonos aproximarnos a esa cruce novedoso, profundo, inevitable y creciente entre el deporte, la ciencia y la tecnología. No le faltan pergaminos para cometer la tarea. Como jugador de fútbol pudo recorrer esos caminos cerrados, para casi todos nosotros, del deporte profesional de alta competencia. Como médico profundizó en el conocimiento del cuerpo humano, sus posibilidades y susdificultades. Y como periodista y escritor ha demostrado su capacidad para narrar, para interesar al lector, para acercar ese mundo en apariencia distante de la ciencia y el deporte profesional a la vida cotidiana de cualquiera de nosotros. Experto en esos mundos establece conexiones amables entre sus fronteras y pone la claridad de su prosa al servicio de que el lector ingrese, también, a esos territorios. Sólido, hospitalario, interesantísimo y bien escrito. Creo que están todos los ingredientes listos. En realidad falta uno: usted, querido lector, para que disfrute estos caminos.Del prólogo de Eduardo Sacheri
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