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Luego de una reseña demoledora en el medio cultural más importante del Perú, un grupo de escritores marginales de Lima decide asesinar al afamado crítico literario García Ordóñez, alias El Perro. Aunque todos se declaran inocentes, el asesino es uno de los integrantes de El Círculo, una pandilla de jóvenes narradores y cinéfilos que rinde pleitesía al poeta César Vallejo, no cree en democracia más necesaria que la del talento y sostiene una guerra sin cuartel contra la llamada 'mafia cultural de Lima'. Ganivet, el Chato, Larrita y Casandra serán los autores de los cuatro manuscritos que, reunidos y comentados …
Un día, camino al trabajo, Álex Barco, un publicista de cuarenta años, se detiene a leer los diarios en un quiosco. De pronto, le llama la atención la portada de uno: en primera plana de aparece publicada la noticia de un quíntuple crimen pasional. Sin convencerse del hecho, observa la foto del presunto homicida. No hay dudas de que el asesino es él mismo, pues su fotografía se muestra junto al hecho de sangre. Según el periodistade la crónica roja, el motivo habría sido loscelos y el arma homicida, un cuchilloinoxidable marca Stessi de fabricación danesa. Primero le invade un …
Un día, camino al trabajo, Álex Barco, un publicista de cuarenta años, se detiene a leer los diarios en un quiosco. De pronto, le llama la atención la portada de uno: en primera plana de aparece publicada la noticia de un quíntuple crimen pasional. Sin convencerse del hecho, observa la foto del presunto homicida. No hay dudas de que el asesino es él mismo, pues su fotografía se muestra junto al hecho de sangre. Según el periodistade la crónica roja, el motivo habría sido loscelos y el arma homicida, un cuchilloinoxidable marca Stessi de fabricación danesa. Primero le invade un ataque de risa,pues no hacía una hora que se había despedido de su mujer cuando esta seaprontaba a llevar a sus hijos al colegio. Sin embargo, la risa se deformará en mueca, cuando decida ir al fondo del asunto.
Los que conocemos a Camilo Castaldi (“Tea time”) y hemos celebrado sus proezas verbales, sus rimas prodigiosas y sus atrevidos raps nos hemos maravillado ante el temerario equilibrio con que se desplaza como un funanbulista por la cuerda floja o como un hábil prestigitador de las palabras y las imágenes.
Pero ahora, con total espontaneidad y soltura de lengua, Camilo Castaldi ha cambiado la pértiga por la pluma y se ha lanzado a la aventura de escribir poesía con los materiales que le proporciona su azarosa vida de músico, rapero y artista trashumante. Y si bien es cierto que …
Los que conocemos a Camilo Castaldi (“Tea time”) y hemos celebrado sus proezas verbales, sus rimas prodigiosas y sus atrevidos raps nos hemos maravillado ante el temerario equilibrio con que se desplaza como un funanbulista por la cuerda floja o como un hábil prestigitador de las palabras y las imágenes.
Pero ahora, con total espontaneidad y soltura de lengua, Camilo Castaldi ha cambiado la pértiga por la pluma y se ha lanzado a la aventura de escribir poesía con los materiales que le proporciona su azarosa vida de músico, rapero y artista trashumante. Y si bien es cierto que la lírica ofrece una gran libertad expresiva, no es menos cierto que demanda también un oficio más riguroso y reflexivo que impone cierta distancia. No obstante, lejos de amedrentarlo, ello parece haber activado en él un mecanismo de autoconciencia y deleite estético que sale ahora a la luz en estos textos de La pantera que hoy se atreve a dar a conocer.
Manuel Silva Acevedo, poeta
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